El 9 de Marzo recibí una invitación para una fiesta de personas solteras, o sin pareja. No me apetecía nada ir sola, y aún no sé como, convencí fácilmente a mi amigo Alberto para que me acompañara.
Alberto y yo somos amigos desde hace casi dos años, y nos sentimos bien juntos, aunque ambos sabemos que nunca seremos nada más que amigos. De entrada porque él es un pelín más joven que yo, de salida porque nuestros planes para el futuro tampoco tienen nada que ver, pero además de ambas cosas jamás ha habido ni una chispita en nuestra relación. Lo que nos da tranquilidad a los dos.
Total que llegamos a la casa de la fiesta, un hermoso chalet en las afueras y nada más ver el ambiente nos echamos un poco a reir. La media de edad era de más de 50 años, por lo que parecíamos dos pipiolos allí los dos. Nos lo tomamos con filosofía, y empezamos a atacar los canapés y las cervezas, pensando irnos antes de las 12.
Cuando ya nos habíamos comido todo lo que había apetecible empezamos a aburrirnos y le pedí a Alberto que nos levantásemos y circulásemos un poquito por la sala. Habían llegado 5 o 6 hombres un poco más jóvenes, o al menos que aparentaban estar entre los 40 y los 45 años y con bastante buena pinta.
Y me fuí al baño, que es lo mejor que se puede hacer cuando estás en medio de un grupo de gente en una fiesta y no sabes que hacer. Allí en la puerta de baño hice mi primer contacto, Manuel, esperando, esperando cruzamos unas palabritas sobre el mal tiempo que hacía. Sin más.
Cuando volví Alberto seguía muy aburrido y se quería ir. Le dije vete a buscarme algo de beber, anda, y pensé así me dejas un poquito sola y a lo mejor.... Y funcionó, mi colega de espera en el baño volvió y se puso a mi lado y empezó a darme conversación y me presentó a su amigo Antonio. Antonio tiene una cara un poco extraña, aún no sé si ha sido un acné virulento, una viruela, o algún accidente, pero creo que le ha pasado algo en la piel. Se quedó a nuestro lado pero no hablaba, y yo seguí charlando con Manuel.
Alberto volvió, me dio la bebida, pero al verme charlar con aquellos dos ni se acercó realmente. Empezó a dar vueltas por la sala, y al cabo de 10 minutos volvió y me dijo que se iba. Me despedí de él y me quedé hablando con los otros, que se extrañaron de que viniese con alguien y me quedase allí, pero se lo expliqué. Es un amigo, hemos venido juntos pero yo me quedo un poco más.
Antonio se despistó un poquillo, lo que no me importó mucho, apenas me había fijado en él, pero a los 5 minutos volvió y me tocó el brazo y me dijo, o nos dijo a los dos, a Manuel y a mí que si ibamos a bailar. Yo me quedé mirando a Manuel, que se extrañó, y volví a mirar a Antonio, y como me resultó simpático me bajé con él a bailar. Y empezamos a bailar, poco a poco, y no sé como pero a los 10 minutos estaba encantada de la vida con él. El resto (incluido su amigo Manuel) me importaba un jamón.
Pero me sentía un poco extraña en medio de aquella situación, así que cuando bajó Manuel a bailar, al cabo de un ratillo me volví al baño, y me quedé mirando desde fuera de la pista a los dos, con la copa en la mano. Preguntándome que se suponía que tenía que hacer.
Entonces decidí que había ido a aquella fiesta a conocer gente, que aquellos dos podían ser una vía de conocer gente, y que por qué no. Y volví a bajar a bailar con ellos, ya sin complejos, charlando bien con uno, bien con el otro, aunque de alguna forma más con Antonio que con Manuel. Le comenté a Antonio que me daba corte bajar porque estaban rodeados de mujeres y me dijo, no tiene nada que ver, tu estás aquí con nosotros. Me hizo sentir bien, en equipo. Incluso nos bailamos un pasodoble en el que yo le tenía que llevar porque no sabe bailar.
Al cabo de un ratillo Antonio me dijo si quería tomar algo, le dije que ok, que me trajese una cocacola, y se fueron los dos, y me quedé fuera esperando. Pero enseguida otro de los señores que había entrado, con buena planta, me invitó a bailar también. De alguna forma había muy pocos hombres en la fiesta, y sí un montón de mujeres, y yo estaba acaparando a los 3 más majos conmigo. Fue curioso
Antonio volvió con la cocacola y me la dio, aunque como me vio ocupada se dio la vuelta. Entonces, sin pensarlo le dije, no te vayas. Tienes responsabilidad sobre mí ya que mi amigo me ha dejado con vosotros. Le hizo gracia y se apartó discretamente. Seguí bailando con Ulpiano, mi reciente adquisición hasta que un impulso me llevó a decirle, te dejo que voy a sacar a bailar a mi amigo Antonio, que si no no bailar. Y allí le dejé y me fui a sacar a bailar a Antonio. Y ya casi no le dejé en toda la noche, bailamos sueltos, bailamos juntos, y empezó a circular entre nosotros una atmósfera de familiaridad especial. Me encontraba muy bien con él, y él me preguntaba: estás bien? Tienes que soltarte un poco más, relájate, me quitó la chaqueta y el pañuelo y lo dobló, me trataba como si fuera algo suyo, con suavidad...., Creo que me empece a enamorar un poco de él allí mismo.
Al marcharme Manuel me dió su correo electrónico, Antonio me dijo: no te vayas, ahora no, bueno, quiero volver a verte, y yo le dije, ok, llamame. Pero no le dejé apuntar mi teléfono, le pedi que lo memorizara, y con risas le dije si mañana te acuerdas te invito a una cerveza y me fuí riendo.....
Al salir me cogió Ulpiano empeñado en bailar conmigo antes de que me fuera, pero yo miré para Antonio y decidí que no. Aun asi me dio su tarjeta y me pidió que le llamara. Bueno, qué noche señor, he ligado con 3 a la vez. Nunca había tenido tanto éxito en una fiesta, aunque de verdad solamente me importaba uno.
sábado, abril 16, 2005
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