martes, junio 28, 2005

Sevilla, qué calóoo

Pues no es verdad... Puedo testificarlo. Este año he estado dos veces en esta ciudad que me encanta, y que por poco no es ahora también mi ciudad. Hace unos años rechacé una oferta de trabajo allí mismo, al laíto del Puente de Triana y de vez en cuando me pregunto si hice bien.... Me chifla Sevilla.

A lo que voy, que no es verdad.. que eso del caló me parece que es todo cuento sevillano. La primera vez que estuve este año llovió a cántaros. Y luego hablan de mi tierra, pero de verdad, de verdad, que donde llueve un montón es en Sevilla. Y hoy, Junio, se estaba divinamente en la calle, ni gota de calor, cuando en mi casa no quitamos el aire acondicionado desde hace dos semanas. Lo que yo diga, que ¡¡mushhhho cuento... !! :-))

La pena es que con la historia del calor, y los 46 grados a la sombra que decían que hacía la semana pasada, había previsto volver pronto y después me arrepentí. Me hubiese quedado encantada a pasear un ratillo por esas calles y comerme pescaíto frito otra vez. En fin, otra vez sera. Volveré.

Y a la vuelta, por aquello de aprovechar el tiempo, me fui a un curso de los que están ahora de moda. Más o menos 20 personas, un sitio estupendo en un barrio lujoso y dos horas de observación. Digo observación, porque siempre se aprende un montón observando en estos sitios, más que por la clase en sí que fué penosa.

El profe era bastante malo, tocó el tema central del curso de refilón, y casi leyendo unos apuntes que nos había dado. De vez en cuando se iba por los Cerros de Ubeda y se pasaba 10 minutos contándonos alguna cosa que no tenía mucho que ver, mezclando unas teorías con otras, retazos de ciencia divulgativa con chistes malos y poco más. Por si fuera poco sintonizó bastante bien con una de las alumnas que no sé exactamente de qué zoológico se había escapado, pero entre los dos banalizaron a ratos con los chistes más manidos sobre hombres y mujeres y así se nos pasó el tiempo.

Mi conclusión: ¡ qué duro es esto de ganarse la vida como profesor de cursos diversos !. El buen señor no tiene excesivo talento para esto, y gracia casi ninguna, pero se esfuerza. Y al menos entretiene al personal.

Al final me quedé pensando que cumplió bien su papel. Tampoco la gente que asistía al curso pretendía, supongo, aprender mucho sobre el tema central, y por algún comentario que oí a la salida el curso había satisfecho ampliamente sus expectativas. Seguro que el profe, profesional de estos inventos, lo sabe, y por eso ya no se cansa mucho en profundizar en los temas, le basta con contentar al personal, aunque para ello tenga que hacer algún ejercicio de magia o contar chistes de gallegos.

No es exactamente lo que uno espera de un profesor, pero siempre hemos necesitado charlatanes profesionales y éste se gana asi la vida. El que sea con un curso de ventas, de liderazgo, de macramé, de inteligencia emocional, o una terapia de grupo para alcohólicos anónimos es irrelevante. Se adaptan a todo. Me admira su capacidad de adaptarse al entorno y sintonizar con la gente más variopinta que se pueden encontrar cada día. Si señor. ¡Chapeau!. Si los chistes no fueran tan malos y manidos hasta me caería simpático.

No hay comentarios: