lunes, julio 24, 2006

Sangre Azul



A veces bromeo con mis amigos (sin contarles nada más, naturalmente). Les digo: -chico, yo es que soy de sangre azul, lo ves? Y con cara de risa les enseño la muñeca en la que se me ve perfectamente el color azul de la misma a través de la piel. Si se ponen tontos les amenazo con la prueba del garbanzo debajo de 8 colchones...

Es una forma de argumentar que me encantan los buenos restaurantes, los hoteles de 5 estrellas, y viajar en primera, que los que hemos nacido para vivir bien, en fin, que esto de ser pobre es pero que muy duro... Como decía Oscar Wilde con una frase que me encanta: "soy una persona de gustos sencillos, solo me gusta lo mejor....." :-)

Como a todo el mundo, me suelen contestar, pero.... que no..., que yo soy de sangre azul, y es mucho más duro :-))

La broma simple sin embargo tiene su historia o leyenda familiar.

Y la culpable, para bien o para mal, fue mi bisabuela.

Se cuenta que cuando era muy joven se fue para Madrid, o estaba allí de origen, eso no lo tenemos muy claro. Lo que si está claro es que estaba trabajando (sirviendo se decia entonces para los de pueblo) en casa de un Conde.

Y que después se fué para el pueblo, un pueblo muy perdido, muy perdido en las montañas de Asturias. Y alli nacio su hijita, mi abuela del alma.

Mi abuela recordaba a su padre (???) pero sobre todo a su madre. Aun cuando era ya muy anciana, más de 90 años, la recuerdo dandole besos a su fotografía, y recordaba como le llegaban todos los años baúles enteros de Madrid cargados de muñecas y de ropa. Ella decía que nadie en el pueblo tenía muñecas y ropa como la que a ella le mandaban de Madrid.

Teniendo en cuenta que hablaba de 1910-1915 tener bonitas muñecas y ropa en un pueblo perdido de Asturias debía de ser raro, pero que además alguien se molestase en enviarselo a una antigua sirvienta desde Madrid aún parecía más raro. Y ahí surge la leyenda:

Al Sr. Conde se le fué la mano (o la pasión ...) por mi bisabuela, un bellezón de los de entonces según la fotografía que conservamos de ella, y para resolver el problemilla que se le había creado resolvía enviarla al pueblo (no sabemos si de origen u otro pueblo que escogio lo suficientemente alejado de los madriles como para que ni la madre ni la hija le causaran problemas). Eso sí, debía de ser buena gente que de vez en cuando enviaba ropa y juguetes.

No sabemos más de la historia pues mi abuela me lo contaba cuando ya pasaba de los 80 años, y no era algo que se conociera entre mis tíos y tías. Como si fuese algo que se había callado durante mucho tiempo. Tampoco ella en ningún momento insinuó nada raro, simplemente decía que le enviaban muchos juguetes de Madrid de casa del Sr. Conde, pero sin más malicia. Era porque su madre era muy, muy guapa, y en Madrid la querían mucho. Posiblemente era así y nada más.

Y el resto es imaginación. Pero me hace gracia la idea, y en la familia (tropecientos descendientes, menos mal que el Sr. Conde se libró de nosotros porque vaya follón para la herencia) lo comentamos con risas cuando nos juntamos unos cuantos.

Y ahora que estoy de vuelta en Madrid (de vuelta para los genes de mi bisabuela) a veces me pregunto por donde andarán los descendientes (legítimos) del Sr. Conde que le enviaba regalitos a mi abuela en Asturias. ¿Se parecerán a nosotros? Habrá muchos? porque si el Sr. Conde era liviano en sus costumbres puedo estar rodeada de primos terceros por todo Madrid.

Eso sí, todos de sangre azul, como la que corre por las venas de mi muñeca. :-)))

Cosas del amor.

2 comentarios:

Turulato dijo...

¿Te das cuenta?. Al leerte he sentido que no "hablabas" de tí.
Mucho debe emocionarte..
(Una crítica feroz de vez en cuando..)

Julia dijo...

Vale, vale.....

No me emociona, pero de vez en cuando me hace gracia darle al molinete... teóricamente

¡¡ Caray como eres !!

Si es que contigo ya no se puede.

Trasto.