
Pensando en mi actual situación de soltería, creo que tengo mala suerte con los hombres:
1. El primero, mi marido, no era mal tipo después de todo. Si quitamos su relativa falta de autocontrol y el hecho de que era un poco broncas (sobre todo cuando alguien le quitaba el aparcamiento). Como antes decían ni fumaba, ni bebía, ni iba con otras mujeres, pues no, nada de eso. Trabajador, honrado, etc... etc... pero... en un momento determinado le entró la paranoia.
Al final yo ganaba bastante más money que él, tenía mejores relaciones laborales que él, y bastante mejor posición, y después de tantos años de matrimonio la verdad es que la chispa amorosa se había perdido en no se sabe donde. Y encima a mí no se me veía mal, vamos que seguía siendo joven y guapa, bastante más joven que él, así que empezó a preguntarse porqué yo estaba con él, porque con todas las oportunidades que podría tener seguía con él. Y del pensamiento a la obsesión, empezó a pensar que posiblemente sí, yo tendría a alguien más, y de ahí empezó a sugerirlo, a seguirme por la calle, a montarme números cada vez que tenía un viaje de trabajo, o llegaba tarde de una cena.... y consiguió que realmente me marchase. Su paranoia y sus celos me estaban empezando a volver loca. En resumen, al principio bien, después Paranoico.
Mi primera relación despues: un tipo maravilloso, culto, divertido, encantador, me hacía sentir la mujer más femenina y más maravillosa del mundo, al principio. Después las cosas cambiaron: que si donde estás, que no tienes ni idea, que vaya películas que escoges, que tu trabajo es como el de los negros que van por la playa vendiendo mantas, que si.... Creo que disfrutaba haciéndome sufrir, porque realmente me hacían sufrir sus comentarios. Llegué a la conclusión de que en el fondo nos odiaba a las mujeres, que era un seductor nato al que le encantaba controlarnos y encadilarnos, pero que no nos perdonaba a ninguna el poco caso que su madre le había hecho durante toda su vida. Creo que se comportaba como un psicópata en algunos sentidos, pero vamos a dejarle en Maltratador Psicológico.
El siguiente me duró dos telediarios. Era guapo, guapo, guapo, un capricho, pero tonto como él solo. Y de ahí no pasó. Mirándole lo guapo que era, y escuchándole sus piropos, no me di cuenta hasta un mes después de que no decía más que tonterías. Y fué lo que me duró, eso sí, con penita porque era guapo a rabiar.
Y el último (Miguel no cuenta, solo fué un amiguete de temporada), también es encantador, amable, atento, cariñoso, estaba pendiente de mi a todas horas y me trataba como a una reina. Al principio. Después empezaron las críticas sutiles, a mi persona, a mi forma de ver la vida, a mi familia, a mis amigos, los intentos de controlar lo que tenía que hacer y qué pensar, y por encima de todo eso una actitud vital que ponía el ahorro por encima de todo lo demás. Yo creo que es feliz mirando la cartilla de ahorros por las noches. Y así aquel enamorado maravilloso de los primeros meses poco a poco me fue convenciendo de renunciar a viajar (a menos que a él le saliese gratis total), a salir a cenar a buenos restaurantes (a menos que le invitasen mis amigos), a ir al teatro (a menos que tuviesemos entradas de gorra), y hasta a compartir unas cañas con los amigos porque la vida está muy cara. A este solo se me ocurre llamarle el Tacaño. Y también me fui.
Y aquí estoy, compuesta y sin novio. Y mira que se me da mal, porque realmente yo he nacido para vivir casada. Ni me gusta el ligue, ni me gusta darle cuerda al personal, ni me gustan las salas de alterne, ni nada de todo eso. A mi lo que me gusta es llegar a mi casa, estar tranquila y feliz con mi familia y hacer cosas juntos, organizar las vacaciones, hacer una paella el domingo, invitar a los amigos a compartir una comida con nosotros, ir a ver a la familia, etc... Pero estoy empezando a pensar que es imposible.
Seguiré saliendo con mis amigas, al menos ellas no me dan estos disgustos. Son como son y no cambian a los pocos meses. Los hombres reconozco que ya me dan pánico. Tengo síntomas de estrés postraumático cada vez que uno se me acerca.
2 comentarios:
Mari Trini.. ¡qué tiempos!.
Bien, captado (al primer intento, puse capado) el mensaje. No me picaré cuando salgas con mozos más altos; no montaré más broncas y te compraré algo en la playa; (lo de guapo, guapo, no creo que me afecte); y en cuanto al ahorro, no hay problema. Ahorra tú, que yo lo gastaré.
Eso si, ¡por todos los santos!. No me dejes sin filloas.
ja, ja, ja....
creo que nunca te dejaré. Hace mucho más de 6 meses que te conozco y me sigues cayendo igual de bien.
Eres diferente a los demás. Si señor.
:-))
Publicar un comentario