El cincuentón y la cubana

¡ Vaya Peña ! Mi mejor amiga me decía que eso no es el mundo real, pero yo creo que sí, que

precisamente ese es el mundo real, y lo que a nosotras nos gustaría, sencillamente no existe.


Ayer me invitaron a una comida en la Sierra, mi nuevo amigo, CB el pijo de mi barrio. Le pedí permiso para ir acompañada de mi mejor amiga (lo de ir a la Sierra con un señor que apenas conozco no forma parte de las aventuras que estoy dispuesta a afrontar sola, no señor)

Pues bien, el resultado nos sorprendió a las dos.

El recibimiento si fue como esperaba, CB es amable, sencillo y atento, y allí estaba, a la entrada de su finca para ayudarnos a aparcar mejor el coche. Nos sirvió un excelente vinito de aperitivo y nos presentó a alguna de las personas que ya estaba en la casa. A un par de ellos ya los conocía, pero a otros no. E intentamos integrarnos en el ambiente charlando con todos. En eso no tenemos problema, además nos encanta conocer gente nueva, sea del tipo que sea.

Poco a poco fueron llegando el resto de invitados hasta completar 15 o 16, entre ellos el cocinero, por cierto excelente cocinero que hizo una paella estupenda para todos, que degustamos con buenos vinos, y rematamos con mi tiramisu (faltaría más) y otra tarta que trajo otra de las invitadas (que por cierto creo está detrás de mi amigo CB, el que nos había invitado a ambas y por lo tanto un poco mosca conmigo. Terminaremos siendo buenas amigas, no pienso competir, no tengo el menso interés en CB salvo una buena amistad).

Lo chocante fue el conjunto de invitados. Entre los 16 había 4 señores rondando los cincuenta (resulta que CB debe andar por ahí también aunque como es un pijo, moreno, deportista y bIen cuidado, me despistó, pensaba que era bastante más joven) acompañados por otras cuatro señoritas de allende los mares (dominicana, colombiana, y otras dos que no me enteré bien, y de las cuales una es blanca, más o menos, otra mulata, y otra dos totalmente de color), auténticas bellezas las cuatro y a primera vista no pasaban ninguna de los treinta. Alguna tenía aspecto de tener 22 como mucho.

Me sentí como aquel día en el Pizza Jardin, que se juntaron a comer un domingo todos los papás que habían adoptado a un niño chino de Madrid. Había más niños chinos juntos de los que he visto nunca en mi vida (teniendo en cuenta que no he ido a China) con papás españoles.

Esto me lo recordó porque parecía una mini-convención de niñas monas jovencitas de allende los mares con señores de mediana edad españoles, con posibles, separados y que han encontrado en esas jovencitas su cariño de otoño, sin quejas y sin las exigencias de las españolitas de mediana edad.

Por lo que percibí no eran ligues de temporada, sino parejas asentadas de dos o tres años en algun caso.

De entrada sentimos cierto rechazo (el racismo se lleva dentro), pero visto lo visto, entendí que lo mejor era ser amable y así empecé a charlar con las chicas.

Me quedé sorprendida de nuevo, al menos un par de ellas (con las demás no tuve ocasión de charlar) tenían bastante buen nivel en su país, habían terminado su carrera universitaria, y se habían venido a España para mejorar de vida o en el caso de una de ellas enamorada de su pareja, aunque ya estaba arrepentida porque no se adaptaba al ambiente en España (supuse que al ser de color, el rechazo le acompañaba a todas partes, pero me limité a escucharla con agrado porque es muy apasionada al contar sus cosas y me hacía gracia).

Mi amiga estaba escandalizada (la palabra que usó fué otra más fuerte), las otras chicas españolas que habían ido por libre ponían tal cara de desdén que no hacía falta que dijeran lo que pensaban (no las vi intercambiar palabra con las sudamericanas) y yo estaba simplemente sorprendida, y un poco divertida también.

Me preguntaba que hacía allí. Supongo que CB todavía no ha encontrado a su media naranja de 25 años y por eso me había invitado, pero visto la clase de amigos que tiene no creo que tarde mucho en encontrarla. Desde luego lo que no tengo es ninguna intención de competir con esas chicas, además no puedo criticarlas en absoluto, simplemente pienso que es una pena que a su edad renuncien a tener hijos (una se apenaba por ello, porque él ya no quiere, lógico) a divertirse con gente de su edad, y simplemente se conviertan en la aburrida compañía de un señor que ya ni en la cama las puede divertir como alguien de su edad, y sin hablar de otras diversiones y formas de vida que apetece tener a los treinta pero ya no a los cincuenta. En fin, allá ellas, supongo que les compensará, y allá ellos. Que lo disfruten.

En cuanto a CB no acabo de pillarle la onda. Me cae bien, sigo creyendo que tiene clase, y me gusta esa forma suya de tratarme sin incordiar, sin prisa alguna (la impresión que me da es que no tiene prácticamente interés) , pero a lo tonto a lo tonto ahí está. Ayer se aseguró de que quedásemos para ir a comer a casa de su amigo y mi cliente la próxima semana. Y lo curioso es que me apetece. Si.

Por cierto, le comenté que me llamaba mucho (sin entrar en detalles), y se sonrió. ¨No, si estos casados, mucho rollo, pero intentar lo intentan". Me reí, "que no, hombre, que no, que no es eso". - "Ya..... ".

En conjunto fué un día diferente (la casita que tiene en la sierra es preciosa, aunque la decoración es la misma que le debieron poner sus padres hace 50 años) y me alegré de ir, aunque lo de los cincuentones y las sudamericanas me ha dejado un poco ...... rara?. No tengo mucho interés en seguir conociendo mejor a esos amigos de CB, ellos sí que me producen un profundo desdén.....