Según el horario cubano llevo 12 horas despierta, según el español me quedan 6 para levantarme y volver a trabajar. Y mi cabeza no se aclara, así que mientras: escribo.
Fantástico viaje. Decíamos al salir, habrá un antes y un después de Cuba para todos nosotros. Es posible. Tengo la intuición de que así va a ser, al menos para mí.
Mis dos colegas han resultado dos maravillosos compañeros de viaje. Exquisitos, educados, y absolutamente complementarios.
Uno (el ya conocido allende los mares como "El flaquito de la Habana" para las mañanas, madrugador, deportista, y amante de los paseos, los mercadillos, y las largas y tranquilas conversaciones (la mejor compañía que me podía esperar)
y el otro también conocido como "El Bello Durmiente mañanero" para las bromas divertidas, el impulso de querer hacer y conocer todo lo que se pudiera hacer y conocer, y las largas veladas en la barra riéndonos los tres y probando todos los cócteles de la Habana (contamos 22 diferentes y todos cayeron una o varias veces :-)), además de ser el mejor organizador de viajes del mundo.
Ha sido un viaje singular. Empezó con la desinteresada colaboración de nuestra compañía aérea, que fiel a sus costumbres, se permitió reservar un 20 % más de pasajeros que asientos tenía libres. Como consecuencia, tuvimos que aceptar ""a regañadientes :-)))"" un cambio de avión, con un retraso de varias horas en la salida del vuelo, y una nunca suficiente indemnización de xxx euros por cabeza, en metálico y sobre la marcha. Pensamos que era una excelente forma de empezar el viaje, y nos fuimos en ese ratico a tomar unas copas a un irlandés. Las risas empezaron ahí. No fue un mal comienzo contar con xxx euritos más por cabeza para unas vacaciones.
Y la Habana nos recibió fenomenal. Hicimos casi todo lo que mandan los cánones.
la ruta turística inicial de rigor para observar el conjunto de la ciudad,
la visita al mercadillo de artesanos,
la cena en la Bodeguita del Medio con el trío cubano (había tríos cubanos por todas partes, los primeros días ji,ji, qué bonito, los últimos, jó, que pelmazos... con la dichosa frase "me compra un cd con nuestros mejores cansiones, he visto que le gusta la música.....")
los mojitos en la Plaza de la Catedral observando el ambientillo y las santeras,
la cena con espectáculo en el Tropicana (un cabaret espectacular sin un top less, curiosisímo...),
la visita a la discoteca espesial para turistas con el ambiente cubano (que a ustedes les gusta según la taxista.....), llena de jineteras y en la cual me sentía como la mamá pato con mi helmano y su colega (cortésmente se vinieron conmigo a la menor insinuación de que aquel sitio, en fin......)
la visita (repetida) a tomarnos un daikiri con E.Hemingway en la Floridita (el segundo día hasta nos marcamos una salsita a la salud del señor de bronce con cara de diversión)
el paseo o inmersión en la calle del Obispo, incluida la visita a una Galería de Arte con cama en el fondo del pasillo (la galería era en sí el pasillo con habitaciones ocupadas a los lados)
la compra del PDG (muy bueno para el colesterol, nos decía El Bello durmiente mañanero) pero según la farmaceútica muy famoso y llamado Viagra Cubano (je, je, je....) y la Espirulina que lo mismo sirve para adelgazar que para engordar. Le pregunté al farmacéutico si también serviría para que le volviese a salir el pelo a mi ex- pero me dijo que no... ¡¡ cachis, que pena de regalo que le podia haber traído !!
y las consabidas fotos con la fachada del Che, el monumento de la Plaza de la Revolución, el Capitolio, las chiquitas deambulando delante del hotel (foto disimulada para que no nos sacudiesen a alguno), y ..... bueno pues todo eso.
No nos faltó pasear en todo lo que nos vimos que se podía alquilar salvo las bicis-taxi por que eso no : Desde el famoso CocoTaxi, en el cual mi helmano adquirió su famoso mote de El flaquito de la Habana por ocupar el asiento central (que no existe), a los Ford del 1928 descapotables, preciosos, y siempre conducidos por mujeres, o el Chevi del 56 con asientos de auténtico skay rojo irrepetible. La mayoría descapotables lo que hacía el paseo de varios km. al lado del mar una auténtica delicia para los caballeros y una pequeña tortura para la dama que acababa de pasarse media hora colocándose los rizos en su sitio. Pero bien.
Y por último la playita. Sol, vegetación desvergonzada, jardineros vagueantes, comida a mogollón (un par de kg. nos hemos traído de propina el Bello Durmiente mañanero y yo, el flaquito los gastó corriendo por la playa), y todos los cócteles que te puedas imaginar. Fabulosos todos, aunque me quedo con el Cocoloco (plátano, piña colada, cacao y ron blanco..... guau....)
Durante el viaje tuvimos ocasión de charlar con personajes variopintos: Desde el periodista español Agustín Bravo, a Chino López (el fotógrafo del Che), Gabriel García Marquez (con estos tres compartieron barra nocturna el Bello Dulmiente y el Flaquito, yo me tuve que conformar con su relato), dos chicas taxistas encantadoras, varios camareros y camareras que nos fueron dando retazos de información de su forma de vivir, y por último nuestros amigos los jaldinelos.
El primero de ellos me valió a mí el apodo de "La Amante del jaldinelo" que formó parte de las bromas de unos cuantos días, sólo que no pudo llegar a ser. Cachis. Porque majete, era majete. Pero me di cuenta muy pronto de que su gran interés por mi pelo rubio, mi sonrisa, mi estado civil, y el hecho de que estuviera sola en mi habitación porque en la otra estaban mi helmano el Flaquito y el Dulmiente, tenía mucho más que ver con querer vendernos una caja de puros, por la que estuvo regateando como un auténtico profesional hasta que el Dulmiente se la compró. Después siguió sonriéndome y regando las floles debajo de mi ventana un día más pero quizás esperaba una segunda propina, que no le di....... ¡ se siente !
Me traje una foto monísima con él, apoyando su cabeza en la mía (no sabe ná el jaldinelo) y siempre puedo pensar que habría ocurrido si le hubiera abierto el balconcillo para invitarle a una cerveza como me decían de cashondeo El Flaquito y el Dulmiente. A lo mejor me hubiera quedado a vivir en Cuba. Quien sabe.... El otro era tan feíto que terminamos hablando de sus niños, y de lo contento que estaba de haber dejado de ser algo así como delineante para convertirse en jaldinelo, por las propinillas.
Y el avión de vuelta ha llegado a su hora. Increíble. Y el equipaje completo. Alucinante. Y todos se creen que he estado en Galicia (lo de tomar el sol en el nuevo centro de rayos UVA debajo de mi casa espero que cuele porque el colorcillo lo traigo)
Ha sido perfecto. Ni un problema desde que salimos hasta que volvimos, ni una mala cara, ni un mal rollo. Risas, bromas, estilo y creo que ahora sí que puedo presumir de que tengo un par de excelentes amigos, para mucho tiempo.
martes, diciembre 13, 2005
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