Soy un desastre, una vergüenza para mi propio orgullo.
Mi razón y mis emociones van cada una por donde les da la gana.
Pienso, razono, decido y me marco propósitos muy firmes.
Pero después me dejo llevar por la emoción como una pobre colegiala y hago todo lo contrario de lo que me había propuesto firmemente, y casi seguro (no lo tengo claro del todo) lo contrario de lo que me conviene.
Y me queda la duda:
Es mejor sufrir, aguantar una emoción altamente desagradable, por ser coherente con un criterio racional, y que tiene bastante que ver con el orgullo.
O dejarse llevar: el efecto inmediato es que desaparece la emoción desagradable, el siguiente que refuerzo conductas inapropiadas en otras personas, el siguiente que mi orgullo mejor se va de vacaciones durante una temporada, pero lo cierto es que me encuentro mejor, al menos a corto.
Soy un desastre auténtico y una decepción para mi intelecto.
Pero soy yo y de vez en cuando me da la gana de dejarme llevar. Ya está bien de ser tan perfecta y hacer solo que lo se debe hacer.
Me he ganado el derecho a hacer el tonto, ser tonta, etc.. etc... y al orgullo que le den dos duros.
2 comentarios:
Por eso me gustas.
Porque eres de carne y hueso. Por tus fallos y tus errores.
Por ser real.
Por seguir impulsos y no razones, aunque sea de vez en cuando.
Por ser cálida. Por querer amar. Por saber vivirlo.
Por perder y no ganar. Por aceptar el riesgo. Por no basarte solo en el orgullo.
Por ser mujer. Por dejarte abrazar.
Por dejarme estar junto a tí.
Por ti, levanto esta noche mi copa..
cachis... Seguro que tu no eres poeta o algo así? Nunca me habían dicho cosas como las que tu escribes.
Aun tengo grabado lo de burbujilla, y esto también me lo voy a guardar. Es un regalo precioso que me has hecho.
Solo se me ocurre una contestación después de todo eso.
Gracias y un beso.
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