miércoles, agosto 13, 2008

Mujeres



El otro día estuve viendo otra vez "Lo que el viento se llevó".




Scarlett enamorada locamente de Ashley, que a su vez está enamoradísimo de Melanie, la mujer perfecta.




La primera fuerte, independiente, luchadora, decidida a salir adelante como un hombre, o más que un hombre porque en determinado momento ella se hace cargo también de los otros dos, creciéndose ante las dificultades, no permitiendo que nadie le organice la vida, y que solo encuentra alguien a su altura en Rhett Butler aunque como se pasan la vida discutiendo y compitiendo tampoco llegan a buen puerto, de hecho él termina mandándola a paseo (esto me suena ja, ja, ja..)




La segunda dulce, sumisa, que apenas le sale la voz del cuerpo, con esa cara y esos ojitos que hacen que cualquier hombre desee protegerla y que es la mujer a la que todos pedirían en matrimonio.




Me recordaron otra película que también me gusta: Ava Gardner en "la noche de la iguana", fuerte, independiente, capaz de llevar ella sola su propio negocio, con carácter, y aún asi muriéndose por los huesos del Richard Burton, que solo tiene ojos para otra rubia descafeinada (Deborah), obediente de su papa y que nunca levantaría la voz por nada en este mundo. La primera cuando se enfada saltan chispas, y cuando está más furiosa se va con dos amiguitos y una botella a tocar las maracas a la playa (me parece genial, yo haria lo mismito... ).




El otro día mi amiga Sara diciéndome: "tienes que ser menos directiva, menos dominante", (porque le indicaba la calle para girar con el coche, decidi hacerle caso, me callé y se armó un lío de .....), porque eso asusta a los hombres. Tienes que aprender a ser más femenina, más sumisa, manipularles para conseguir las cosas, no puedes competir con ellos. Así los hombres no se sienten cómodos contigo, por eso no te va bien con ellos. Ella es la quintaesencia de la femineidad, dulce, vocecita, bajita, delgada, y a pesar de sus años (me lleva 10 por lo menos) con cara de no haber roto un plato en su vida.. :-))




Y yo, como siempre, la escucho, me digo que tiene razón y que la próxima vez será diferente. Con el próximo seré dulce, encantadora, dejaré que me lleven a ver todas las películas de puñetazos y tiros que quiera, dejaré que me escoja el menú cada vez que vayamos a un restaurante, y que escoja el hotel y el viaje para las vacaciones, la ropa que me tengo que poner, el corte de pelo que me queda mejor, el coche que me tengo que comprar (ojo que no sea más grande ni más caro que el suyo) y le haré caso cuando se enfade porque me gustar llamar un par de veces al día a mis hijos cuando estoy fuerz, si hace falta no les llamaré en una semana, etc... etc...




Tampoco le hablaré de mi trabajo, para que no se sienta inferior, ni el dinero que ganaba hasta que me hice socia del desempleo, ni las ofertas de trabajo que he rechazado, ni las fiestas a las que me invitan, ni la gente que conozco o he conocido (para que tampoco se sienta capidisminuido por el tema social)




De hecho lo mejor es que no le hable de nada, solo escuchar, con cara de asombro y diciendo "qué interesante......" cuando me cuente otra vez lo del compañero de oficina y su señora, o lo de las aficiones de su jefe, etc... etc...




Me parece que algunas mujeres hemos nacido para amantes, empresarias, consejeras..... y otras para ser las perfectas esposas, adoradas y tratadas como unas reinas. Sara me decía que se puede aprender, pero ..... me parece que lo tengo complicado.




Lo dicho, la próxima vez me pido chico. Me iría mucho mejor.












1 comentario:

Turulato dijo...

Algunas personas han nacido para ser. La mayoría para comer y c...r (la c inicial es para que no haya dudas).
Se puede y se debe intentar, ser. Aunque reconozco que existir como un cacho borrego es más cómodo (especialmente si el matarife domina su oficio).

El problema, amiga mía -que te abandono unos días y nos desmandamos-, es la capacidad de vivir de cada cual. Recuerdo un artículo tuyo en este blog en que dibujabas con extrema precisión tu personalidad.
Ni tienes problema de edad, ni de figura, ni de hombres, ni de manera de ser.

Lo que tenemos algunos -había escrito tienen, ¡pero a la mierda la falsa modestia!- es una mínima exigencia de vivir realmente un mínimo de verdades. Y huir de determinadas componendas.
Y la realidad es que la mayoría de la gente no pasa de ser miembro de una masa informe.
Ese es el problema. Y el precio de no rendirse, cierta soledad. Aunque barato, creo...